Junto con las cordilleras exteriores forman parte de las unidades exteriores de la Meseta.
Depresión del Ebro
Se trata de una gran cuenca sedimentaria en el noreste peninsular, de forma triangular y cerrada por los Pirineos. Ocupa el lugar que ocupó el antiguo macizo del Ebro, que se hundió mientras se elevaban las cordilleras que lo circundan en el plegamiento alpino. Inicialmente estuvo cubierta por el mar, hasta que quedó desconectada del mismo por el levantamiento de las Cordilleras Costeras, convirtiéndose en el Cenozoico en un lago en el que se depositaban materiales procedentes de la erosión de las montañas recién formadas.
Las morfologías de relieve más destacadas son los piedemontes o somontanos, que equivalen a las zonas de cuesta cerca de las montañas. Aquí se forman los mallos (por ejemplo, los de Riglos), que son formaciones geológicas constituidas por acumulaciones rocosas que han aguantado la erosión, apareciendo como promontorios adosados a las laderas con la parte superior redondeada. También, las hoyas (Huesca, Barbastro), que son terrenos hundidos. Otras formas son las muelas o planas, cerros testigos con calizas en la parte superior, y los badlands, que son paisajes de cárcavas formadas en materiales muy pobres y características de regiones con gran aridez (encontramos ejemplos en la comarca aragonesa de Los Monegros o en las Bardenas Reales, en Navarra).

Depresión del Guadalquivir
Conforma un amplio ángulo abierto al Atlántico, separado de él por un margen de dunas (por toda la costa), que ocupa el espacio que se extiende entre las cordilleras del Sistema Bético y Sierra Morena.
La depresión fue un sinclinal desde el Paleozoico, funcionando como canal entre dos mares hasta el Mioceno, para ser un angosto golfo en el Plioceno, con sedimentación marina. Luego emergió en el Neógeno y fue surcado por un amplio río cuyo estuario es rellenado desde tiempos históricos (en época romana era el Lacus Ligustinus), quedando sus márgenes como propicias para crear suelos finos (y para la agricultura).
Las formas más características de la depresión del Guadalquivir son sus campiñas, tierras llanas suavemente onduladas que han sido objeto de explotación agraria desde la antigüedad. Asimismo, aguas abajo de Sevilla y a escasísima altura sobre el nivel del mar, se sitúan las marismas, cuya condición de zonas húmedas fue uno de los principales alicientes para la declaración del Parque Nacional de Doñana.

Para localizar geográficamente las depresiones exteriores consultamos el mapa de unidades del relieve inserto en el apartado «Las grandes unidades del relieve peninsular».
Depósito natural de arena de altura variable formado por transporte y acumulación, modelada por el viento y capaz de desplazarse como un todo por acción de dicho agente. Se encuentran en ambientes desérticos o en áreas costeras con gran disponibilidad de arena.