Las estructuras agrarias se diferencian, sobre todo, en función de las características del sistema económico en el que se insertan, pero también según las innovaciones y avances tecnológicos que hayan podido incorporar. De este modo, la producción agraria a escala mundial ofrece dos modelos claramente diferenciados:
Modelo correspondiente a los países desarrollados
Los cultivadores utilizan solamente una parte del espacio rural y este es sólo parcialmente agrícola, mostrando una amplia variedad de aprovechamientos que hacen que las diferencias entre campo y ciudad sean cada vez menos notorias.

Modelo correspondiente a los países subdesarrollados
Se caracteriza por una evidente dualidad entre las explotaciones agrarias orientadas a la comercialización de sus productos en los mercados internacionales y, por otra parte, la actividad campesina destinada al consumo local o a la simple subsistencia.
Territorio que incluye todos los espacios no urbanos, definidos demográficamente por en el número de habitantes. En España se consideran aquellos lugares con menos de 10.000 habitantes. Funcionalmente, estos espacios acogen sobre todo las actividades agrícolas, ganaderas y forestales (sector primario), aunque también encontramos actividades industriales vinculadas principalmente a la transformación inicial de las materias primas y actividades terciarias. Otros espacios dominantes en estos territorios son aquellos poco transformados por las actividades humanas o espacios naturales.
Conjunto de parcelas que cultiva un mismo agricultor, independientemente de su forma de tenencia (propiedad, arrendamiento, aparcería, etc.).